Preguntar a la gente de la calle es una de las tareas más divertidas del reportero. A mí me encanta hacerlo en frío, a pelo. El resultado no es, para nada, científico. Pero si que puede ser muy divertido. A continuación os expongo algunos ejemplos con los que un reportero se puede encontrar preguntando a los transeúntes:
-Que te manden a la m*
Tengo el vicio de no pedir permiso a la hora de preguntar a la gente de la calle. Les pregunto y ya. Creo que así es más natural. Y pienso que, si no quieren ser grabados, ya me lo dirán. Sí, a veces me lo han dicho, aunque con un tono, evidentemente, amenazante: “¿Quién te ha dado permiso para que me grabes?” ‘También tiene razón, pienso yo, aunque siempre puedo acabar respondiendo “es que está usted en un sitio público”.
-Que se crean los protagonistas de “El Show de Truman”
Es otro típico caso. Estás grabando una conversación con un transeúnte y te viene otro a decirte “¿Porqué me grabas?”. “¿Perdón?, no le estábamos grabando a usted”, le contestas. Y él erre que erre: “Que te he dicho que no me grabes”. Y uno se lo intenta hacer ver: “Oiga, que estábamos grabando a esta otra persona… No a usted”. Pero no hay manera: “Que os he visto como me grababais” (al igual pasaba por detrás de la señora). Y algunas veces acaban diciendo “como salga por la tele te denuncio”.
-Que sean como niños
Si algo tiene rodar con niños es que todo el rato quieren que les grabes y se te ponen delante de la cámara. Con algunos mayores pasa lo mismo. Basta que vean una cámara para que se te acerquen con el “quiero salir por la tele”. “Es que estamos grabando las obras de esta casa”, respondí a uno en una ocasión. Y me insistió: “¿Y no me puedes preguntar nada?, si hace falta me dices lo que tengo que decir y lo digo”. A lo que yo siempre acabo diciendo: “Haz algo importante y te entrevistaremos” (ahora que lo pienso, a lo mejor debería cambiar de frase).
-Que tengan prisa
Es otra respuesta típica: “No puedo atenderlos ahora, llego tarde al trabajo”, me dijo una mujer que luego se paró a hablar con un vecino a unos 200 metros de nosotros. Al cabo de una hora, aún hablaba con el vecino. ¡Qué trabajo más raro!, pensé.
-Que no les importe que los grabes
“No me importa que me grabes”, suelen empezar diciendo. Y al final como están tan cómodos se olvidan que hablan con la tele y que lo que te están contando lo verán millones de personas… Te lo pueden llegar a contar todo: su vida íntima, sus creencias, su ideología… algunas veces incluso pueden llegar a confesar un delito, como el día que unos chicos me explicaron que estaban haciendo reventa de entradas para un partido del Barça. Aún estoy intentando averiguar qué ganaron contándomelo…
-Que estén fuera de sí
Ya sea por la ingesta de sustancias tóxicas o porque están fuera de su país y ningún conocido les va a ver por la tele. Es típico encontrar personas fuera de sí en el ámbito del futbol: a veces con solo poner el micro, ya se ponen a gritar y a botar sobreexcitados. Curioso lo que me pasó una vez: “Estamos preguntando sobre el partido de esta noche: Barça-Chelsea -le dije a un aficionado culé en Las Ramblas– ¿Cuánto cree que quedaran?”. Me cogió el micro, miró a cámara y me dijo: “A la m* Mourinho”. A lo que yo aparté el micro y, de repente, apareció un grupo de aficionados del Chelsea y empezó a gritar a favor de Mourinho. Aprovechando lo surrealista de la situación grabé la entradilla con aficionados del Chelsea de fondo con la que empecé la información (puedes verlo aquí, en el minuto 25:47).
Jajaja buenísimo…yo quiero empezar hacer encuentas, pero sin cámara, solo para conocer chicas…:D
Es una buena manera de conocer gente, pero sin cámara la reacción seguro que será distinta… Suerte!, ya me contarás…